Oscar Niemeyer falleció hace solo quince días, y hace cinco días que habría cumplido 105 años, pero el arquitecto brasileño conservaba, según confirman los que le rodeaban, una lucidez asombrosa, sin duda mantenía una mente activa, creativa e inquieta.
El Centro Niemeyer de la imágen, se inauguró en Avilés, Asturias (España) hace solo dos años, y es el único que lleva su nombre. Del Centro Niemeyer dijo que la idea natural era crear una gran plaza abierta a todos los hombres y mujeres del mundo, un gran palco sobre la ría y la ciudad vieja. Le preocupaba que también los pobres pudieran disfrutar la arquitectura, que a menudo solo disfrutan los ricos. Soñar con una arquitectura para todos es al fin y al cabo soñar con un mundo mejor, no hay duda que Oscar Niemeyer era, como la mayoría de los arquitectos, un soñador.
Siempre mantuvo que amaba la línea curva y que la arquitectura es una cuestión de sueños, de curvas generosas y de espacios amplios y abiertos. Siempre buscaba sorprender, innovar. Después de todo, como él decía, la arquitectura es, antes que nada, invención.
Descanse en paz.